1.25.2010

Como quien cierra la cortina y se enajena

Le vi reir, cantar, gritar e incluso ofender a unos cuantos.

Son instantes nada más.

De la facilidad de viajar entre los velos de los días.

De ya no poder dibujar ese rostro en la mente.

Oir esa sinfonía en su banal intento de desgarrar corazones

-Tan sólo cicatrices- se dijo.

Sólo la voz permanece.

A veces una mirada punzante, cual libro de acusaciones.

Concluye la música y se abren las cortinas.

Otro día más.

¿Existirá la telepatía?